El slogan primero usado por Egidio Torre Cantú, en 2013 en Tamaulipas
(en donde por cierto hay elecciones este año y parece que no les irá muy
bien) y que desde hace unos meses viene promocionando Manuel
Velazco Coello, como parte de su campaña (crédulo
suspirante) a la candidatura presidencial y desde hace unas
semanas, el gobierno federal lanzó una serie de promocionales que concluyen
diciendo “y aun nos faltan tres años”
El señor Peña
Nieto, como parte de esa promoción, también desde hace unas semanas (quizá desde
su visita a Iguala a finales de febrero) pero desde una reunión de la FAO a
principios de marzo, inició la difusión de discursos de alabanza y loas,
señalando lo “mucho” que se ha avanzado y “lo que puede lograrse en tres
años más, lo que falta” en esos términos se ha referido a la
alimentación (cuando el 60 porciento de nuestra población tiene carencias al
respecto), luego en materia de generación de energía eléctrica (siendo un
grupito de “empresarios” voraces empezando por el señor Mourino, padre del “amiguito”
de Calderón, los más beneficiados)
En el mismo tenor siguió respecto de la igualdad de la
mujer y de los grupos originarios (cuando cuatro organismos internacionales han
desacreditado la “información” oficial respecto del número de feminicidios, y la
realidad nos muestra niveles intolerables de discriminación contra todos los grupos
minoritarios nacionales)
Tantas cosas que ha dicho que ha hecho, tantos “avances”
que se encarga de promover, mientras que el gobierno no ha podido establecer el
orden, no ha sido capaz de estructurar una sola política de largo plazo y la realidad lo ha rebasado; la comunicación
ha sido un verdadero fracaso, pero lo más grave es la ausencia de un mensaje
efectivo para la sociedad o quizá la ausencia de credibilidad de la voz de Peña.
Aquel ya muy lejano: “nosotros sí sabemos cómo hacerlo”
parece convertirse en: “vean lo que hemos hecho y aún no terminamos”,
pero para una parte importante de la población se ha convertido en: “no
hemos hecho nada y no podremos hacer más”
Hay quienes hablan de tres problemas esenciales de la actual
administración y en específico de su titular: aislamiento, banalidad y ruptura;
en lo personal creo que las estructuras de cohesión que funcionaron durante
algunas décadas anteriores ahora juegan un papel en su contra, son como las
enfermedades auto degenerativas, en su ADN está la información de la degenera.
La imagen de corrupción, las repetidas hasta el cansancio
imágenes de indolencia ante la agresión de las fuerzas de seguridad a la
población, la inmensa lentitud de reacción ante los problemas y el incuestionable fracaso del gobierno (en sus
tres órdenes pero que la población ve en el federal) en materia de seguridad.
Si a ello adicionamos la inmovilidad en el terreno económico
y la creciente carestía personal, familiar y social, que impacta de manera
permanente en amplias capas de la población; ha jugado un papel determinante en
las condiciones sociales actuales, pero ante ello, los grupos de poder internos
y externos (al PRI) han empezado a tirar patadas bajo la mesa.
Desde hace unos meses, cuando Peña Nieto realizó los movimientos en su gabinete, inició la
batalla es por la candidatura presidencial, inició el sexto año de gobierno
(aunque esté muy lejos) y el forcejeo hace que se abandone la lealtad, los
esfuerzos de peñita por enderezar el barco con discursos sólo enardecen los
ánimos comunes y sacan a relucir las diferencias de sus empleaditos.
Pero si Peña desestima
el malestar social y al interior de los “selectos” se fortalece la soberbia,
lo más seguro es que pese a la “difusión” de los resultados de
gobierno y de lo que nos falta, la población señale con claridad, en el próximo
resultado electoral a los culpables y la desesperación entre la crema innata
nacional generará mayor efervescencia.
Malas noticias para ellos y pésimas
para nosotros.
SALUD
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