Hacia principios de los 90 se discutía en la ciudad de
México la conveniencia de establecer algunas restricciones tendientes a mejorar
la calidad del aire, creo que en 1993 se suspendió la actividad escolar unas 14
veces entre febrero y mayo, los niveles de contaminación ambiental y las
condiciones de inversión térmica, llegaron a pensar en medidas extremas como
cambiar el calendario escolar y hasta suspender la actividad educativa hasta
tomar la decisión definitiva.
Hubo días en que las condiciones de contaminación en plomo
estuvieron 2.6 veces por arriba de la norma internacional.
El asunto no era menor, requería una solución inmediata y de
largo plazo (que permitiera la sustentabilidad de la ciudad en materia atmosférica)
recuerdo también las largas sesiones de consulta que se presentaban en Segob y
las “medidas”
propuestas por “expertos” que iban desde decretar estado de excepción para
recoger vehículos contaminantes hasta algunas cosméticas como el cambio
(escalonamiento) de horarios laborales y escolares.
El entonces Delegado del DF (que además había sido
Secretario de Ecología, en esa rarísima capacidad de nuestros administradores
de saber hacer TODO) propuso una medida que parecía en principio muy
descabellada pues limitaba el tránsito vehicular (de todos los vehículos) un
día a la semana.
Hoy vuelve la discusión tras la decisión del ahora GDF de
cambiar las reglas de ese mecanismo, he escuchado algunas quejas como que hay
vehículos que permaneces parados toda la semana para sólo ser usados el fin de
semana (comerciantes que el fin de semana realizan sus actividades) o de personas
que aseguran que sus vehículos aun viejitos están en mejores condiciones que
los nuevos. SALUD
He escuchado críticas severas al sistema de transporte
público local y a la incapacidad de regularlo para mejorarlo. Algunas otras como la corrupción existente en
los verificentros (como si esta fuese resultado de un solo lado) y de los
vehículos oficiales que contaminan mucho.
Estoy seguro que todas esas inconveniencias son parte del
fenómeno social (corrupción e impunidad) que corroe a México, pero pueden ser
corregidas con la participación de todos.
Conozco el resultado de los estudios que llevan a tomar esta
decisión, elaborado por el centro de investigaciones atmosféricas más prestigiado
de México y hasta creo que una de ellas es benévola con los automovilistas.
En fin, lo importante es que a 22 años de distancia de aquel
momento de crisis, hoy las condiciones del aire de la ciudad de México es mucho
(pero muchísimo) más adecuada para que la respiremos nosotros, nuestros hijos y
nuestros nietos.
Que a 22 años de distancia el sistema de transporte público
y privado en el DF ha mejorado.
Que nuestros educandos están mucho más seguros en este nuevo
ambiente y que las enfermedades bronquiales dejaron de ser una preocupación
para gran parte de la población.
La medida no es popular, de hecho pocas medidas
gubernamentales se deben realizar en medida de la popularidad de las mismas (ya
tenemos ejemplo con la administración de foxilandia) pero seguramente en algunos
años estaremos celebrándola.
SALUD
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